Érase una vez un pingüino llamado Charlie. El pingüino Charlie era adicto al pescadito, pero se le había acabado el dinero y no tenía para comprar más. Entonces salió de su iglú, y vio en frente a su vecino, el osito polar Bernardo. Se acercó a Bernardo después de recoger el periódico, y le saludó.
-Hola, Bernardo, amigo ¿Cómo estás?
Bernardo le miró mientras recogía el correo, y le saludó también
-Muy bien, gracias. ¿Se te ofrece algo?
-Pues sí, la verdad es que me preguntaba si me dejarías usar tu baño, el mio está congelado.
-Claro, adelante.
Bernardo, el oso polar, dejó entrar a Charlie el pingüino para que usara el baño y lo condujo hasta él. Cuando Charlie cerró la puerta y empezó a rebuscar por los cajones. Con los ojos muy abiertos y rojos como si estuviera loco, pensando en su cabeza "Pescado, pescado, pescado.... ¡¡¡¡Necesito pescado!!!!"
Después de mucho buscar, salió y se dirigió a la cocina aprovechando que Bernardo estaba fuera, picando hielo.
El pingüino se puso cada vez más nervioso, hasta que encontró el pescado, pero justo en ese momento, apareció el oso polar Bernardo, con la boca abierta y una mirada acusadora. El correo se le calló de la mano y Charlie tragó saliva.
-¡¡Me estás robando el pescado!!
-Lo necesito... -Cogió los pescados e intentó huir pero el oso lo atrapó.
Los 2 forcejearon y Charlie, debido a su adicción se puso más y más nervioso, con toda su ira cogió un bloque de hielo y le pegó con él al oso en la cabeza hasta dejarlo inconsciente. El oso quedó abatido en el suelo. Charlie se levantó asustado y dejó caer el bloque de su aleta.
-Lo he matado... ¡¡¡Lo he matado!!! Amigo mío...
Se acercó a Bernardo y le tocó la pata, entonces Bernardo se empezó a mover débilmente y levantó un poco la cabeza.
-Charlie... amigo...
-¡¡¡AAAAHHH!!! ¡¡¡AÚN ESTÁ VIVO!!!
Charlie volvió a coger el bloque de hielo y le volvió a golpear en la cabeza repetidas veces con todas sus fuerzas, hasta que le hizo sangrar y murió.
-Bernardo... mi amigo... ¿Qué he hecho?
-Hola, Bernardo, amigo ¿Cómo estás?
Bernardo le miró mientras recogía el correo, y le saludó también
-Muy bien, gracias. ¿Se te ofrece algo?
-Pues sí, la verdad es que me preguntaba si me dejarías usar tu baño, el mio está congelado.
-Claro, adelante.
Bernardo, el oso polar, dejó entrar a Charlie el pingüino para que usara el baño y lo condujo hasta él. Cuando Charlie cerró la puerta y empezó a rebuscar por los cajones. Con los ojos muy abiertos y rojos como si estuviera loco, pensando en su cabeza "Pescado, pescado, pescado.... ¡¡¡¡Necesito pescado!!!!"
Después de mucho buscar, salió y se dirigió a la cocina aprovechando que Bernardo estaba fuera, picando hielo.
El pingüino se puso cada vez más nervioso, hasta que encontró el pescado, pero justo en ese momento, apareció el oso polar Bernardo, con la boca abierta y una mirada acusadora. El correo se le calló de la mano y Charlie tragó saliva.
-¡¡Me estás robando el pescado!!
-Lo necesito... -Cogió los pescados e intentó huir pero el oso lo atrapó.
Los 2 forcejearon y Charlie, debido a su adicción se puso más y más nervioso, con toda su ira cogió un bloque de hielo y le pegó con él al oso en la cabeza hasta dejarlo inconsciente. El oso quedó abatido en el suelo. Charlie se levantó asustado y dejó caer el bloque de su aleta.
-Lo he matado... ¡¡¡Lo he matado!!! Amigo mío...
Se acercó a Bernardo y le tocó la pata, entonces Bernardo se empezó a mover débilmente y levantó un poco la cabeza.
-Charlie... amigo...
-¡¡¡AAAAHHH!!! ¡¡¡AÚN ESTÁ VIVO!!!
Charlie volvió a coger el bloque de hielo y le volvió a golpear en la cabeza repetidas veces con todas sus fuerzas, hasta que le hizo sangrar y murió.
-Bernardo... mi amigo... ¿Qué he hecho?