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    Los pequeños ninjas crecen ♦ I

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    Mensaje por Ms. Ro Miér Dic 25, 2013 7:37 pm

    Los pequeños ninjas crecen


    Fallos


    Sus pies lo llevaban a toda velocidad por el frio bosque; de rama en rama franqueaba el camino para llegar a su objetivo. La tormenta de nieve parecía querer detener su marcha pero su convicción resultaba mucho más fuerte que esa precipitación sólida. El reporte que le habían dado los anbus lo tomo por sorpresa, prácticamente lo hizo caer sobre su silla; se trataba de un posible ataque hacia el país que los ninjas de su aldea prometieron proteger, y más que una declaración de guerra hacia la niebla daba la impresión que la amenaza solo iba dirigida a un clan, un clan que él sabía bien había dado a varios de los ninjas más poderosos del mundo shinobi.

    Con un último salto llego a dónde los anbus se reunían. Estaban tratando de ir más lejos pero la tormenta helada no se los permitía, y no era de extrañarse ya que el simple hecho de estar parados en ese perímetro los estaba congelando.

    - Mizukage-sama – dijo uno de los anbus al verlo llegar – Es lo máximo que hemos podido acercarnos, la tormenta está avanzando… nos está haciendo retroceder con cada minuto – reporto el ninja que con toda la ropa que llevaba encima, para estar caliente, era difícil de reconocer.

    - No es natural – comento otro anbu – Hemos intentado jutsus de fuego, pero no se derrite. Intentamos con jutsus de agua pero los congelo también los de rayo y tierra. Los jutsus de vientos aumentaron la velocidad de la ventisca. Es imposible detenerla – concluyo apretando fuertemente sus puños reprimiendo su frustración.

    - Y ningún miembro del Clan Yuki ha sido localizado, es como si todos fueran sido… es como si se los fuera tragado la nieve – murmuro otro anbu que al no tener señales de los ninjas que dominaban esas tierras heladas pensó en lo peor.

    - Es cierto, esta tormenta de nieve no es natural – hablo luego de algunos segundos el Mizukage mientras estiraba su mano con la palma hacia arriba para sentir como los copos de nieven aterrizaban sobre ella – Alguien lo está provocando – admitió, desde el momento en que puso un pie en los dominios del Clan Yuki pudo sentir como la nieve tenia vida propia, cosa que solo los yukianos podían lograr.

    - Entonces… debe ser ella. Es la única que podría provocar algo de tal magnitud – comento otro anbu.

    - ¿Por qué haría algo así? – se cuestionó en voz alta el Mizukage al no entender porque la exiliada kunoichi atacaría a su propio clan.

    - Poder, gloria, dinero… después de todo es una criminal rango S, se podría esperar cualquier cosa de ella – repitió el anbu anterior.

    - Mmm… – musito la sombra de la niebla – ¿De verdad estas causando esto, Fuu-chan? – se preguntó mentalmente el Mizukage – Hielo tan poderoso… solo tú eres capaz de lograrlo… pero… se siente algo más – pensó sin poder maquinar que se gestaba dentro de la implacable tormenta – Iré a detenerla, ustedes retrocedan… y no gasten su chakra en la tormenta… no se derretirá con nada – orden avanzando para internarse en la nieve mientras acomodaba la bufanda blanca que revestía su cuello.

    - Tobii-sensei… déjeme ir con usted – dijo uno de los anbus.

    - Miguel-kun, te necesito aquí… porque si la tormenta sigue extendiéndose tendrán que evacuar la aldea y pueblos vecinos, y hacer lo posible para que este frio no afecte a inocentes. Confió en ti, aprendiz – concluyo desapareciendo dentro de la tormenta.



    ………………………………



    - Deja de lloriquear, no hace tanto frio – le reprimió la niña de cabellera azul mientras cruzaba sus brazos a la altura de su pecho.

    - Nee-sama no seas mala, él no es un miembro de nuestro clan, es admisible que sienta frio – lo defendió otra niña de cabellera negra.

    - La apoyó, es irritante el rechinar de sus dientes. Si no puede jugar con la nieve entonces que regrese a la aldea. Nos está retrasando – comento un niño de ojos turquesa rodando sus orbes en forma de fastidio.

    - Yo… yo… es-es-estoy bien… so-so-solo nece-necesito acos-acostúmbrame un… un… un po-poco – apenas pudo hablar, el frio lo estaba congelando pero no se iba a rendir, no cuando estaba frente a sus amigos.

    - No-no-no-no lo parece – lo imito el otro chico causando que la peliazul reprimiera una risita.

    - ¡Basta! No sean crueles, Tobii está haciendo su mejor esfuerzo. Él no es un miembro del Clan Yuki, es totalmente normal que tenga inconvenientes con este frio – lo defendió la morena mientras se quitaba su bufanda blanca y la envolvía alrededor del cuello de Tobii – Con esto no sentirás tanto frio – sonrió envolviendo el trozo de tela con su chakra.

    - Gra-gracias – comento sonrojándose ante la acción de su bonita y amable amiga.

    - ¿Necesita más chakra? – pregunto la peliazul que se había acercado al dúo.

    - No, con el mío estará bien nee-sama – respondió la niña a su hermana mayor.

    - Romi-chan… ahora no podre atormentarlo con el frio – se quejó el otro chico haciendo un mohín.

    - ¿Por qué harías eso, Joe-nii? A los amigos no se les congela – lo regaño mirándolo desaprobatoriamente.

    - Tobii-kun… ¿Sigues sintiendo frio? – pregunto la peliazul al niño.

    - Eee…eh… no tanto como antes, Fuu-chan – le respondió mientras sentía como el cálido chakra de Romi lo envolvía - ¿Qué me hiciste, Romi-chan? – le cuestiono.

    - Yo, eh… bañe la bufanda con mi chakra, para que no sintieras tanto frio; así podrás jugar con nosotros en el territorio del Clan Yuki. No es divertido si Tobii no está – explico dedicándole una enorme sonrisa al nombrado.

    - Yo… eh… muchas gracias. La guardaré por siempre – agradeció sonrojándose nuevamente.

    - Si él sigue sonrojándose cada vez que Romi le sonría, vomitare – musito Joe a Fuu, la cual solo asintió afirmativamente a su primo.


    ……………………………….



    La ventisca lo estaba arrastrando hacia atrás, sin embargo no se daría por vencido, debía continuar hasta llegar al Castillo de Hielo. Él había estado varias veces en ese magnífico lugar, cuando Fuu y Joe aún estaban en la aldea; conocía como llegar pero el viento y el frio se lo ponían difícil, por suerte contaba con la bufanda que Romi le había obsequiado cuando eran niños, ella siempre la bañaba con su chakra pero desde su muerte no la había usado. El dolor por tal pérdida se quedó grabado en su corazón, a tal punto de no querer que nada se la recordara pero sin la bufanda nunca lograría franquear esa tempestad.

    Después de lo que parecieron horas avanzando en la nieve, llego a un claro. Parecía ser el ojo de la tormenta ya que dentro no había ventisca.

    - Una barrera – musito viendo como la ventisca continuaba su rumbo detrás de él – No solo es hielo… hay algo más… poderoso – pensó al tiempo que alzaba su vista y veía a lo lejos la imponente estructura del Castillo de Hielo.

    Tomando aire, camino entrando en los jardines congelados del clan. Todo parecía tan normal hasta que en las escalinatas que daban acceso a la infraestructura vio dos estatuas de hielo. Con cautela se acercó, dándose cuenta que ese par tenían mucha semejanza con Mizore y Deidara.  Tobi los observo durante algunos minutos.

    - No son estatuas, son ellos… fueron congelados, Y parecen sorprendidos… como si no esperaran que “ese alguien” los congelara – musito colocando una mano sobre el hombre de la espadachina - ¿Quién les hizo esto? Fuu-chan… ¿en realidad atacarías a tu propio clan? – se cuestionó negando con su cabeza, él no podía creer que su gélida amiga hiciese algo tan cruel, pero ella era una criminal después de todo.

    Pasando por un lado de la kunoichi, siguió su camino. Al abrir la preciosa puerta tallada en hielo se encontró con un vestíbulo lleno de más estatuas, más miembros de ese clan congelados. La que más llamo su atención fue la que se encontraba en la parte alta de la escalera que daba al segundo piso. A diferencia de todos los demás miembros, aquella estatua estaba de espalda. Tobii subió las escaleras y la miro.

    - Lala-chan – dijo sin poder evitar la nota de preocupación en su voz. Era su querida aprendiz, hermana gemela de Fuu – No puedo creer que te haya hecho esto también a ti – dijo viendo como la estatua apuntaba hacia uno de los pasillos, como si fuese sido congelada mientras intentaba detener o hace entrar en razón al intruso – No te preocupes, detendré todo esto – le prometió siguiendo la dirección que ella apuntaba.

    Tobii camino por los pasillos del segundo piso mientras intentaba encontrar alguna explicación lógica que justificará las acciones que estaba viendo frente a sus ojos. No podía creer que Fuu-chan hiciese algo tan vil a su propia familia, ella no sería capaz de tanto… eso quería creer pero todo indicaba que ella lo había hecho, además era la única que tenía tal monstruoso dominio sobre el hielo pero aun así… algo sobre ese hielo, sobre esa ventisca no encajaba con ella.

    - Tobii…. Tobii… Tobii – una voz femenina que él conocía muy bien lo saco de sus pensamientos – Tobii ¿Por qué tardaste tanto? Me has hecho esperar por tanto tiempo – se dio la vuelta en dirección de donde provenía la voz, y entonces la vio.

    Su largo cabello azabache estaba recogido en una trenza que dejaba algunos mechones sueltos. Sus granes ojos azules, tan claros como el cielo en primavera, estaban clavados en él. A su espalda la espada de hielo que con tanto orgullo portaba. Sus labios rosados y finos le regalaban una amable sonrisa, una sonrisa que creyó nunca más volvería a ver.

    - Romi-chan… - pronuncio dando un paso hacia ella - ¿Estas… viva? – pregunto pero luego sacudió la cabeza – Tu… no… imposible… yo sostuve tu cuerpo… tu estas… muerta… - musito tristemente – Debe ser un genjutsu… - pensó haciendo sellos con las manos para deshacer la ilusión pero no funciono.

    - No soy un genjutsu, Tobii. ¿Acaso no te da alegría verme? ¿Acaso ya te olvidaste de mí? – comento afligida acercándose a Tobii – Te he estado esperando… todo este tiempo… para que podamos estar juntos por siempre… - le dijo cortando completamente la distancia entre ellos y envolviéndolo en un abrazo.

    - Pero… tu… - intento decir el de orbes violáceos pero ella lo callo con sus palabras.

    - Pero nada… ahora que estamos juntos nada nos podrá separar… - le susurro.

    Por un momento Tobii se dejó envolver en los brazos de su querida amiga, recordando todos los momentos en que estuvieron juntos sobretodo aquel trágico día, el día en que Romi había dejado ese mundo shinobi. Ella había muerto en sus brazos. Los muertos no volvían de la tumba.

    - ¡No! – grito apartando a la joven – Tu estas muerta, no caeré en un truco tan bajo – dijo sacando un pergamino – No sé que está pasando aquí pero lo detendré, y haré pagar que utilicen la memoria de Romi-chan para esto – comento apretando sus ojos para olvidarse del doloroso pasado – Kusannagi – pronuncio haciendo que del pergamino una espada saliese.

    Sin pensarlo dos veces, por miedo a arrepentirse, Tobii corrió hacia Romi cortándola por la mitad. Para su sorpresa se convirtió en polvo, polvo de hielo.

    - Atacando a tus propios amigos, y te haces llamar Mizukage. Yo fuese sido una mejor sombra para la niebla, mejor que tu – la voz hizo que inmediatamente Tobii se girara para encontrarse con un viejo amigo.

    - Joe… - dijo, quedando un poco asombrado por sus palabras. Joe había dejado la aldea el día que él fue nombrado 3er Mizukage.

    - ¿Tobii, por qué me atacaste? – comento Romi, que volvía a aparecer como si él nunca la hubiese cortado.

    - Es porque no sabe cuidar de sus amigos… dejo que todos nosotros nos fuéramos, lejos… no nos salvó… - esta voz congelo a Tobii, no quería voltear y encontrarse con ella – Veme, ve en lo que me he convertido porque tu no lograste salvarme… ¿Por qué no evitaste que la oscuridad me envolviera? Tobii-kun – le hablo la fémina.

    - Esto no es real…. Esto no es real – murmuro Tobii – Romi-chan está muerta, Joe está lejos… y tu – volteo a ver a la chica que había hablado – Tu… jamás te arrepentirías de tu camino ninja… Fuu-chan – enfrento la mirada celeste de la joven – Ustedes no son reales, son más que una ilusión… si, una ilusión… - musito tratando de convencerse de sus palabras.

    - No somos ilusiones… tu nos fallaste, y es hora de que pagues – dijo Joe mientras se lanzaba a atacar a Tobii –  Agujas de Hielo – pronuncio haciendo que muchas agujas se dirigieran hacia Tobii, este ágilmente con su espada las corto.

    - Yo no les falle, yo… - tratado de defenderse pero no encontraba las palabras.

    - Tú nos dejaste caer, caer en la oscuridad… No me salvaste, no salvaste a Joe… y dejaste morir a mi pequeña hermana… - murmuro Fuu acercándose a Tobii – Y aun así tratas de defenderte… deberías darte por vencido… darnos tu vida a cambio… - le propuso a pocos metros.

    - ¡No! Yo no les falle… ustedes decidieron sus caminos ninjas…- se defendió dejando caer su espada, la cual se clavó en el suelo – Yo… no pude… evitarlo – llevo sus manos hasta su cabeza mientras se recostaba de la pared que estaba a su espalda – No deje morir a Romi… no había nada que pudiese hacer por ella… llegue demasiado tarde – cerro los ojos reprimiendo las lágrimas que le generaba pensar en aquel fatalico día.

    - Excusas… solo son excusas… ¿Cuál darás para justificar que también me fallaste? Tobii-san – una nueva voz masculina se dirigió a Tobii.

    Esa voz lo petrifico, lo hizo sentir escalofríos. Con toda su fuerza de voluntad abrió sus orbes para encontrarse con el dueño de esas palabras. Su garganta se secó, y no pudo evitarlo más las lágrimas empezaron a caer de sus ojos. Podía aguantar pensar en Romi, Joe y hasta en Fuu, pero verlos a todos juntos culpándolos de sus destinos era demasiado, pero todo eso no se comparaba al ver a aquel shinobi, aquel shinobi que tanto admiraba y que un día simplemente desapareció. Vallo-Oh.
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    Mensaje por tobii Miér Dic 25, 2013 10:39 pm

    Me gusto mucho

    desde el comienzo entre en cierta curiosidad por la trama
    segui y segui leyendo y bang!

    me atrapo la lectura cuando menos pense ya habia acabado de leer D:
    y mas cuando al final solo dice vallo-oh y yo D:
    por que se acaba en la mejor parte noooooo

    Me gusto que apareciera mi primer y desaparecido discipulo
    y ese flashback de cuando eramos niños, la bufanda y y y
    yo no tuve la culpa de que se fueran de la aldea ¬¬!

    aun asi me gusto mucho

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