♪ Un Lazo Frágil ♪

- ¿Estarás conmigo… pase lo que pase… a pesar de que el tiempo y el espacio nos distancien…? – la suave voz de la hermosa mujer viajo por la habitación mientras sus preciosos ojos jade miraban fijamente a su oyente.

La noche estaba en su apogeo, las estrellas habían llenado el firmamento y como siempre la luna tomaba su lugar en el pódium como la reina y señora de los siderales que se divisaban desde el planeta azul. Las luces de la villa, que quedaba al pie del majestuoso castillo, alumbraban tenuemente ese pedacito de tierra; todos y cada uno de sus habitantes posiblemente estaban sumergidos en el mundo de los sueños… el único oriundo que aún se mantenía despierto era aquel al que fueron dirigidas las palabras de la kunoichi.

Su cabello negro caía sobre sus hombros, su piel pálida contrastaba con el azabache de sus ojos que parecían ocultar tantas emociones, que escondían tantos secretos. La ropa que revestía al sujeto era la típica de los kages, exactamente a la sombra de la Aldea del Sonido. Una pequeña villa que apenas tenía pocos meses de fundada, no tenía grandes ninjas ni demasiada población pero por los pronósticos a futuro ese lugar podría pasar a ser igual de poderosa que el resto de los pueblos shinobis.

- Me buscaste, me seguiste… tu compañía me abrigo… tu aliento me animo… - pronuncio la fémina acortando la distancia entre ambos, cuando estuvo a pocos centímetros se detuvo; estiro su mano hasta tocar la mejilla del masculino  que como un minino se dejó acicalar por la calidez de la peliazul – … quisiera ser egoísta… y pedirte que no lo hicieras… que te quedarás a mi lado… - musito entrecerrando sus ojos ante la verdad de sus vocablos - … pero es un obstáculo que se debemos sortear… nos hará más fuerte… o más débiles… - su voz se fue apagando con cada palabra pronunciada, la situación no le gustaba nada sin embargo respetaría las decisiones tomadas por sus aliados… por su sublíder.

- Deje mi aldea, mi clan… mi vida… por estar contigo… ¿Acaso crees que la distancia o mi nuevo rango como Kage afectaría nuestros lazos? – respondió el sujeto luego de su mudez – Siempre estaré contigo, a tu lado… Fuu… - afirmo rodeando con sus brazos a la kunoichi que dejo reposar su cabeza sobre el hombro del hombre, no obstantes sus ojos verdes mostraban la duda a las palabras del Uchiha… reflejaban el palpitar irregular de un corazón que podía intuir el futuro lejano.

- La distancia, la soledad… pueden causar grandes destrozos en aquellos cuya convicción es frágil… - dijo alejándose de su abrazo mientras depositaba un casto beso en la mejilla contraria a la que acaricio – Debo irme… adiós, Orochimaru – se despidió anhelando que la distancia no afectara sus vínculos. Haciendo gala de su técnica de tiempo-espacio la dama desapareció… dejando en soledad al reciente y primer Otokage.

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La lluvia caía a cantaros, sonando sobre los tejados de las casas que conformaban la aldea de la lluvia. La precipitación siempre era una constante en la villa, sin embargo esa noche parecía un total y completo diluvio como si el ser que controlaba el agua estuviera… descontrolado. En la torre más alta, en donde los que reinaban sobre el pueblo habitaban, había un movimiento inusual.

Lucy, la actual líder de la organización caminaba casi corriendo por los pasillos todo producto de la fisura de poder que atravesó su espalda y descendió por su columna vertebral. Termino deteniéndose frente a una gran puerta, una puerta que solo podía ser abierta con sellos secretos, tragando saliva para mojar su reseca garganta coloco su mano sobre los jeroglíficos haciendo fluir su chakra para abrirla.

Empujo la puerta, entrando con lentitud. Solo habían dos personas que podían causar el desequilibro en la aldea de la lluvia, los dos shinobis más poderosos de Akatzuki y sin duda alguna el top 3 de los más poderosos del mundo shinobi. Su corazón latía, ella no era un miembro era la líder pero aun así temía a aquellos que eran mucho más habilidosos que ella. Cuando sus ojos rojizos pasearon por la sala de conferencia de los Akatzukis, se encontró con el causante de toda esa sensación a muerte.

- Madre… - musito con alivio, porque su progenitora a pesar de la fama de crueldad que la rodeaba y por muy molesta que estuviese jamás la atacaría – Haz regresado… - hablo sufriendo escalofríos por la energía oscura que dominaba la recamara, un chakra tan poderoso que la paralizo.

- … ¿Cuánto tiempo ha pasado? – cuestiono sin ninguna emoción en su voz.

- 1 año… - respondió rápidamente, algo le decía que no debía hacer esperar a la mujer. La veía sentada en el medio de la habitación, una capa negra la recubría pero su largo cabello azulado se escapaba de la tela, sus ojos estaban ocultos bajo su flequillo.

- Tanto tiempo… - pensó llevando una de sus manos hasta su ojo izquierdo; Lucy podía jurar que veía sangre recorrer las mejillas de su madre.

- ¿Estas… bien? – pregunto preocupada pero aun así no dio un paso hacia la peliazul.

- … mejor que nunca – dijo moviendo levemente su cabeza – Es hora de movernos… llámalos a todos… y también llama a Orochimaru… - ordeno a su hija sin importarle que fuese la nueva líder.

- Está bien… pero… ¿Orochimaru? No creo que venga… - musito como si temiera seguir su oración.

- Él vendrá, recuerda… que somos aliados… nuestros lazos son  fuertes… - le respondió muy segura de su lealtad hacia su amistad.

- Madre… él no vendrá… él… esta otra vez con… Konoha – relato sudando un poco, no le gustaba dar las malas noticias.

- … ¡Ah!... Con que… Konoha… - repitió volviendo aun más tenso el ambiente, esa revelación no le gustaba absolutamente nada – Así que ahora es nuestro enemigo… entonces que se atenga a las consecuencias… - comento llevando el flequillo de su frente hacia atrás dándole a Lucy un vistazo de su recién despertado dojutsu. Unos ojos tan extraños que solo podían ser vistos como una leyenda; de ellos salían algunos hilos de sangre… que la muchacha no podía saber si se trataba del despertar del dojutsu o de la traición desleal de uno de sus más fieles aliados.

La pelirroja se dio la vuelta, dejando la habitación… alejándose de su madre, que aunque le dio la vida sabía bien que se la podía quitar en un segundo. Mientras tanto dentro de la recamara, Fuu aun trataba de procesar lo que Lucy le había dicho. Una sonrisa amarga dejo sus labios al recordar las palabras de Orochimaru “Siempre estaré contigo, a tu lado… Fuu…”

- Tan quebradiza era tu fidelidad… entonces que los dioses tengan misericordia ti, porque yo no tendré piedad alguna – musito con tristeza y rencor al darse cuenta lo frágil que eran sus lazos…

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Este fic es un Oneshot salido en pocos minutos de mis dedos producto de la traición que Lord Orochimaru gesto hacía mi. No había palabras para definirlo... por eso quizás muchos no entiendan el contenido de este fanfic... y mucho menos si no se leyeron Lazos del Corazón... ya que esto vendría siendo una continuación. En estos momentos eres mi persona menos favorita, Lord -_-