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Por el norte solian aparecer luces siempre al amanecer...desde el cielo resplandecia aquella llama que desaparecia al tocar tierra, y cada vez Shin volteaba al cielo cuando la hora llegaba, para ver aquel espectacular evento...crecio con ello, desde niño.
Caminando esa mañana, subio el verde monte con particular emocion, era su cumpleaños 17 y deseaba mirar las luces mas de cerca, para el, una forma de sentirce un adulto, o un sueño que siempre habia tenido, el mirando al cielo...no recordaba mas.
Pertenecia a la tierra, era como si siempre hubiera estado solo, desde pequeño, aprendio a vivir de la tierra, como si fueran uno solo.
Llegando a la cima, el claro cielo comenzo a brillar, y una luz de una naranja y violeta intenso se descubrio, abriendose paso desde una alta nuve, hasta la ladera que debajo de el llacia. Shin no habia visto algo asi jamas, las luces bailaban en el suelo y no desaparecio como de costumbre, permanecio ahi como esperando que el llegara.
Shin bajó a la ladera con rapidez y se coloco debajo de aquel resplandor...-Que maravilla- Dijo con la boca abierta, pero tan pronto dijo eso la luz se marcho. Al volver en si, dio la vuelta y tras suyo un joven que parecia de su edad llacia de pie mirandolo.
-Te he estado buscando- Dijo el joven. -Soy Fiore y te he encontrado por fin-
Shin no entendia todo lo que aquel extraño le decia, apenas diria su nombre pero Fiore se adelanto y dijo -Shin!! he venido a este lugar cada amanecer esperando verte, pero eras muy joven y no podrias llegar solo, ahora por fin has venido!.
Sin decir una palabra mas se acerco a Shin y le entrego en sus manos un viejo trapo, sucio y roido.
-Que es esto? por que me lo das a mi?- Dijo Shin con curiosidad y ansiedad.
-Hace mucho tiempo me lo diste, salvaste mi vida en este lugar, eres mi mejor amigo, a pesar de tener esa herida tan profunda, rompiste tu ropa y con ella comprimias mi pecho tratando de evitar que sangrara de mas, cuando al fin desperte pude verte tumbado a mi lado, con tus manos llenas de sangre sobre mi y antes de irme te prometi devolverte ésto...ahora tengo que irme, pues pertenesco al cielo y ya me debo marchar...
Dicho eso solo desaparecio, dejando a Shin con mas pregutas que respuestas.
El momento en el que el cielo y la tierra son uno solo, y sin importar lo imposible que paresca, la amistad se cultiva inmortal.
Caminando esa mañana, subio el verde monte con particular emocion, era su cumpleaños 17 y deseaba mirar las luces mas de cerca, para el, una forma de sentirce un adulto, o un sueño que siempre habia tenido, el mirando al cielo...no recordaba mas.
Pertenecia a la tierra, era como si siempre hubiera estado solo, desde pequeño, aprendio a vivir de la tierra, como si fueran uno solo.
Llegando a la cima, el claro cielo comenzo a brillar, y una luz de una naranja y violeta intenso se descubrio, abriendose paso desde una alta nuve, hasta la ladera que debajo de el llacia. Shin no habia visto algo asi jamas, las luces bailaban en el suelo y no desaparecio como de costumbre, permanecio ahi como esperando que el llegara.
Shin bajó a la ladera con rapidez y se coloco debajo de aquel resplandor...-Que maravilla- Dijo con la boca abierta, pero tan pronto dijo eso la luz se marcho. Al volver en si, dio la vuelta y tras suyo un joven que parecia de su edad llacia de pie mirandolo.
-Te he estado buscando- Dijo el joven. -Soy Fiore y te he encontrado por fin-
Shin no entendia todo lo que aquel extraño le decia, apenas diria su nombre pero Fiore se adelanto y dijo -Shin!! he venido a este lugar cada amanecer esperando verte, pero eras muy joven y no podrias llegar solo, ahora por fin has venido!.
Sin decir una palabra mas se acerco a Shin y le entrego en sus manos un viejo trapo, sucio y roido.
-Que es esto? por que me lo das a mi?- Dijo Shin con curiosidad y ansiedad.
-Hace mucho tiempo me lo diste, salvaste mi vida en este lugar, eres mi mejor amigo, a pesar de tener esa herida tan profunda, rompiste tu ropa y con ella comprimias mi pecho tratando de evitar que sangrara de mas, cuando al fin desperte pude verte tumbado a mi lado, con tus manos llenas de sangre sobre mi y antes de irme te prometi devolverte ésto...ahora tengo que irme, pues pertenesco al cielo y ya me debo marchar...
Dicho eso solo desaparecio, dejando a Shin con mas pregutas que respuestas.
El momento en el que el cielo y la tierra son uno solo, y sin importar lo imposible que paresca, la amistad se cultiva inmortal.
