Y la pagina 10.
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Ultimo día de viaje en tren, ahora ya se podía observar a la lejanía no solo el pie de la cordillera si no una pequeña villa, esa villa era el destino de Izhuki, allí comenzaría su ascensión y en ese momento un nuevo camino de diez días para llegar a su fin a las cumbres de la cordillera para aprender y resolver sus problemas internos… pero no era oro todo lo que relucía, pues entre medio iba haber un gran combate una batalla sangrienta entre dos ninjas, uno de mayor nivel que otro, pero… sin un ganador claro.
Esa mañana Izhuki se habia levantado hacia las seis de la mañana debía prepararse para el combate, pero no hizo tal cosa, se levanto y se dirijo hacia el vagón restaurante, allí preparó el desayuno para todos los habitantes de su compartimento y espero a que se levantasen, para serviles un desayuno especial de despedida, a cada uno le vía conseguido lo que mas le gustaba, algunas cosas incluso que eran muy difíciles de conseguir en el tren… pero pocos o nadie debía saber la forma que habia usado Izhuki para conseguirlas.
Después de desayunar, siguió con la lectura, de la medicina esta vez era para curar heridas en caso de rotura de huesos cuando el hueso sale de su cavidad y hiere la carne. Era un tema algo repugnante, pero si debía conocer el cuerpo humano para conocer como se mueve la sangre por el cuerpo y con ello el chakra y en su casa los insectos y como usarlos como armas mortales. Su uso a escalas menores era fácil, pues ya sabia usar a los insectos como saetas, pero quería mas, quería desarrollar una técnica donde cientos de insectos atacasen a uno o a varios oponentes a la vez, y de esa forma el poder esconderse de nuevo bajo tierra para observar y escuchar como sus enemigos gritaban de dolor al verse inundados de insectos que les mordían y pinchaban mientras le rasgaban la carne e incluso se introducían por las heridas causadas anteriormente comiéndoles las entrañas, lentamente; desagradable, pero mortal.
Así pues siguió en la lectura ausentándose completamente de lo que ocurría a su alrededor, debía acabar el ultimo capitulo del libro en el tiempo que le quedaba pues sabia que en la ascensión debía estar atento pues su enemigo le seguiría y buscaría el día mas tranquilo para atacar y destruirle, las abejas son traicioneras, y no podía ponerle un insecto para seguirle pues seguro que esperaba un plan así.
Después de la comer, momento de paz y tranquilidad, que todos pasaron juntos riéndose y jugando, pues en realidad parecían todos una familia que se reencontró en un antiguo tren, dejado de la mano de dios. Pocos ocupantes quedaban, solo ellos cuatro, el tipo extraño, una pareja de gente mayor, como pasajeros y luego el revisor, el carbonero, un camarero y el maquinista, todos los demás ocupantes se habían apeado en la estación anterior, pues además poca gente usaba ya esa vía para dirigirse hacia la estación, ahora que habían puesto una mas moderna que llegaba arriba de todo. Pero Izhuki no buscaba las cosas fáciles, deseba lo complicado y difícil, eso le hacia mas fuerte y sabio a la vez, y así se convertiría en el mejor aburame y espía de todo el mundo conocido.
Ya no pasarían juntos una noche mas, pues a las ochos de ese día el tren llegaba a la estación y con ello, los caminos de los cuatro amigos se separaban y con ello sus vidas, o a lo mejor, se volvían a encontrar en otro viaje hipotético o místico, nunca se sabia el destino muchas veces prepara sorpresas y reencuentros.
Las horas pasaban e Izhuki empezó a guardar sus pocas pertenencias que habia traído para tan largo viaje en un petate que dejo en el lugar donde se habia sentado, pues ya se podía observar claramente las luces de la estación, en una de estas el pequeño del compartimiento se acerco a Izhuki y le dio un objeto envuelto en un bonito pañuelo, y le dijo que era un regalo para el, pero que no lo abriese hasta el momento que mas solo se sintiese, en la noche mas solitaria de su camino hasta la cima de la cordillera.
Del rostro de Izhuki cayeron unas pequeñas lágrimas, pues en ese niño veía la representación de su hermana que habia dejado en Kiri, cuando se unió a los Akatsukis, se abrazó fuertemente a el y le dijo que nunca le olvidaría, el chico se puso a llorar desconsoladamente, y se abrazo fuertemente a las piernas de Izhuki, después se giro hacia la madre y con una sonrisa se despidió, esa sonrisa dijo mas que cualquier palabra, y después le dio la mano al Ninja, con un hasta la próxima. El Ninja le sonrío y le dijo que en 20 días se volverían a ver en este mismo tren de vuelva. El chico y la madre sonrieron pues ellos también debían de coger este mismo tren para volver, y esperaban que pudieran volver juntos de nuevo y así vivir una nueva aventura.
Izhuki les sonrío, sabiendo que uno de esos días le esperaba una importante batalla contra el destino, pero les dijo que bien, que seguro, y se fue, fue el primer pasajero en abandonar el tren, pero antes de nada se giro, y allí en un poste volvió a ver el panal de abejas, y en el reflejo de uno de los cristales vio a su enemigo sonriéndole, esperándole, observándole.
Izhuki se puso su petate en la espalda y empezó a encaminarse hacia el pueblo allí pasaría la primera noche para al día siguiente encaminarse hacia la cima de la cordillera