Lluvia de kikais 30º Pag de 30.

Y otra mas!!!!

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La luces del amanecer despertaron lentamente a Izhuki, al abrir los ojos pudo observar una de las maravillas de la naturaleza, la luz rojiza del sol reflejada en el hielo de la pared de hielo que tenia delante daba al paraje una increíble infusión de colores y sombras de color del fuego.

Lentamente desayuno algo de pan seco con un poco de embutido, aun le quedaba algo de comida pero deseaba comer poco ahora mismo y hacer otra parada y comer algo mas, pero debía ponerse en camino pues la subida de hoy seria muy dura, durante el día le tocaba escalar completamente la pared de hielo, sabia que podía subirla con chakra en sus pies, pero si lo hiciera no seria un entrenamiento completo deseaba hacerlo como si no fuera un ninja, pues así no solo endurecería sus manos si no también su carácter.

Preparo concienzudamente el material de escalada que había comprado cinco días atrás en el pueblo, y pudo observar que lo tenia todo, así que empezó a prepararse, con tranquilidad, en la escala si las cosas se hacían deprisa siempre podían fallar y salir mal, y eso con esa pared significaba la muerte, rápidamente pudo contemplar que esa pared casi era completamente recta y que no había ningún tipo de vía abierta, así que no tenia puntos de apoyo estables y todo los debía de buscar el, así que seria una ascensión lenta, muy lenta, pero tampoco le importaba, eso si, subir aquello, seria un día seguro de camino, con pausas y descansos si las cuentas no le fallaban parecía que solo le faltan cuatro días mas para llegar arriba de todo y allí empezar el entrenamiento y la lucha contra su enemigo, si es que no aparecía antes, pero esperaba que no, pues en ningún momento había visto huellas de una enemigo o de nadie mientras caminaba.

Se vistió con el arnés, los grampones en los pies y el piolet en la mano derecha, una cuerda que iba atada a un árbol y que pasaba por su arnés y en uno de los bolsillos llevaba los clavos de vía para ir atándose, ya que si había un accidente de subida se quedaría atado en el paso inferior mas cercano. Antes de empezar hizo unas pequeñas carreras con todo el traje y unos saltos para que el cuerpo se acostumbrase con el nuevo peso, que había sido incrementado un poco con todo el nuevo equipo, así que se puso la mochila en la espalda y empezó a subir lentamente.

Piolet y grampones empezó a caminar hacia arriba con un gran esfuerzo, la escala en hielo es muy peligrosa pero es un entrenamiento constante de brazos, piernas y cabeza a la hora de pensar donde engancharse para que haya una mejor sujeción del peso del escalador; a media mañana decidió hacer una pausa en el camino y comer un poco de pan seco y un poco de agua, que por suerte no se había congelado, el frío no eran tan extremo y por suerte el sol era un buen compañero de viaje para días como el, así que continuo el camino, no sin antes fijarse que se podía observar un cambio en la vegetación, ahora se había bulto mucha mas escasa y menos altas, ahora en este momento era una diana roja en una enorme pared blanca si su enemigo se encontraba cerca no le costaría acabar con su vida, pero también pensaba que eso no era lo que buscaba su enemigo si no mas bien una lucha igualitaria pero eso si a muerte, así que una vez la idea de un ataque sorpresa se le fuera de la cabeza continuo con el camino, hasta la cima de la pared.

La vista cada vez era mas increíble, pues se podía observar el pequeño pueblo a la lontananza, con los tejados nevados, así que se podía decir que allí también hacia frío, pero también pudo ver que no parecía encontrarse nadie por las cercanías, así que si hacia caso a eso el enemigo no se encontraba cerca y eso si que era bueno para todos.

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Sobre las diez de la noche llego a cima de la pared de hielo, pero antes de subir saco un pequeño espejo que enfoco hacia la cima, deseaba ver si todo estaba tranquilo o había alguna sorpresa que no deseaba encontrarse por si acaso, y no vio nada muy relevante, a un lado había una pequeña cueva medio caída con un buen trozo de piedra y hielo tapando la entrada, al otro lado uno de los pocos árboles que a estas alturas aun se encontraban, y los huesos de algún tipo de animal que decidió venir a estas alturas a morir, una vez vio eso guardo de nuevo el pequeño espejo y se dispuso a subir con la fuerza de los brazos el ultimo paso, y así lo hizo cuando llego arriba pudo ver que los huesos eran de algún tipo de cabra Montesa que había pasado mejores vidas, pero también y eso fue lo que mas le extraño que parecía haber sido devorada de forma muy rápida y dolorosa, como si millones de insectos la hubieran devorado, pues los huesos estaban completamente limpios y no había ningún tipo de señal de violencia, pero el esqueleto parecía de un ejemplar joven, dio unos pequeños pasos atrás y pudo observar que había otras huellas cercanas a la suya, así que alguien si que había pasado por aquí antes que el, seria su enemigo preparando algún tipo de emboscada o seguimiento especial para pillarlo desprevenido, lo extraño es que no había señales de fuego por ningún lado.

Así que Izhuki se acerco hacia la pequeña entrada que quedaba en la cueva y vio que allí tampoco había señales de vida, pero también pensó que era el mejor sitio para dormir, así que saco una hachuela y de la misma cueva decidió hacer un pequeño iglú, pues seguro que seria mas seguro que la cueva medio derruida que allí se encontraba con la majestuosidad de la montaña.

Una vez acabo de ello, puedo ver que el ascenso en los siguientes días era un pequeño camino que se adentraba por las montaña, pero que aun le quedaba unos días, pero menos de los que había pensado, así que en menos días llegaría arriba, en iglú si encendió un pequeño fuego y con la técnica del doton hizo un pequeño hueco en la pared para que el fuego pudiera calentar sin malsanar la nieve de las paredes y ofrecer calor a la pequeña estancia donde se encontraba.

Ceno alguna cosa, esta vez si que fue caliente, y se dispuso a dormir, cosa que hizo casi al momento, se notaba que sus músculos se habían desgastado y cansado bastante con la ascensión tan fuerte que había echo en el día de hoy, la noche fue tranquila, alguna pesadilla de la batalla que iba a suceder en algunos días, irrumpieron en los sueños de esa noche, pesadillas muy reales de cómo millones de insectos eran lanzados como si fueran gotas de lluvia hacia el enemigo y era devorado por todas esas bocas a la vez desgarrando a la victima y haciendo que ella gritase de dolor mientras sin poder contraatacar veía como su vida de iba apagando mientras era devorado en vida, en ese instante el sueño se va acercando hacia la cara de la victima, pero Izhuki se despertó en ese mismo momento totalmente sudado sin poder ver quien iba a ser el poderoso enemigo que era capaz de realizar tal técnica, pero sabia que uno de los dos morirá de una forma un tanto dolorosa, esa noche ya no pudo morir, así que decidió aparcar el sueño y volver a la lectura de la medicina y pudo observar o mejor dicho leer algo increíble, había insectos capacees de ayudar en la medicina, se decía que se usaban para supurar heridas o incluso para ayudar en las vacunas, se sabe que hay algunos insectos que los usan para inyectar sus venenos como curas, o que se usan para quitar sangre de algunas heridas, como las sanguijuelas por ejemplo, así que pensó por que no usar esos insectos como armas… y empezó a pensar en el sueño y la técnica que había visto y se dio cuenta que esa, era la técnica que debía entrar, insectos devorando a su enemigo des de dentro y fuera del cuerpo, pero para ello debía de llegar a la cima, pero ya le quedaba mucho menos.

Cuando pudo ver que salía el sol por la lejanía el chunnin se puso en pie rápidamente para seguir con la marcha, ahora ya no debía de escalar mas así que decidió quitarse peso dejando escondido el equipo de escala en la cueva, así podría caminar con mas tranquilidad y menos pesos, para ir avanzando mas rápidamente por la nieve, eso si, se dio cuenta que a partir de aquí serian necesarias las raquetas de nieve para poder caminar tranquilamente y sin mucho esfuerzo así que se las puso y empezó la marcha no sin antes desayunar algo caliente, una sopa con patata y zanahorias le daría la energía que necesitaba para la primera parte del camino, deseaba llegar a la cima y comenzar el entrenamiento contando con hoy, solo le faltaban dos días para realizar tal hazaña y empezar lo que seria una técnica temida, el sabia que no era el mas fuerte de la organización, pero si que podía ser el mas mortal, una técnica capaz de devorar al enemigo des de dentro y fuera a la vez seria recordada y respetada por todos… y eso le hacia muy feliz.

Cogio los bastones y empezó a caminar por un paraje que poca gente había podido disfrutar, pues pocas señas de caminos o de excursionistas se podían observar y las pocas que había parecía hechas hace mucho tiempo, así que pudo contemplar maravillado los animales en su estado mas armonioso, mas natural y a la vez mas peligroso, batallas entre los machos de una especia o acoplamientos de un macho y una hembra, parecía como si el tiempo, el viento y sol ayudaran a la reproducción de tales especies, y eso aun le extrañaba mas, puesto que estaba seguro que en invierno eran pocas las especies que se reproducían, pero cierto era, que el ambiente que allí se respiraba era de paz y tranquilidad y eso reconfortaba a Izhuki a seguir la marcha por la montaña, y empezó a silbar una canción de la infancia que su madre le cantaba a la hora de dormir, el problema es que no recordaba la letra pero si la melodía, por fin después de este viaje iba a demostrar a todos que los Aburames iba a ser un clan temido por todos, y aun mas respetados, deseba decirle al mundo que era un Akatsuki aburame, y que acabaría rápidamente con cualquiera que se acerque o atacase.

EL día iba pasando y cada vez se podía ver mas cerca el punto de destino de ese viaje, un pequeño claro rodeado por árboles muy cerca de la cima de uno de los picos de la cordillera gonobi, uno de las cimas mas altas, pues allí encontraría la paz que buscaba para tal entrenamiento, los pasos cada vez eran mas cercanos por que el nivel de la nieve iba en aumento, se notaba que no pasaba nadie por aquí, pero rápidamente se percato que cada ciertos pasos se podía ver al lado izquierdo de lo que podía ser un camino se veía un pequeño agujero que muy bien no se podía vislumbrar y mucho menos relacionar con alguna cosa, axial que Izhuki decidió acercarse lentamente hacia allí, y pudo ver que parecía una pisada, pero la una de la otra estaban muy alejadas entre si, axial que era alguien muy alto o era alguien con una gran potencia de salto, y eso es lo que mas le hizo extrañar a Izhuki, pues no podía ser que su enemigo fuera capaz de tales altos, y si fuera el, seria un enemigo increíble y el combate haría historia, pero esperaba vencer tal como vio en el sueño.

Hoy estaba demasiado cansado así que decidió después de la pausa para comer, caminar solo una hora o dos mas y parar ya, para recuperar las fuerzas y al día siguiente hacer casi el doble del camino asignado a cada día, pues el tiempo pasaba, lo que Izhuki no sabia es que cada día que pasaba, se hacia mas fuerte, pues no solo estaba pensando en una nueva técnica si no que cada día entrenaba a la hora de caminar, escalar o hacer el fuego, y eso le estaba haciendo hacerse mayor y mas fuerte a pasos agigantados, el curtimiento de su piel por el frío era increíble, y por muy tapado que fuera, se podía observar bien en sus labios o en la cercanías de los ojos, como había ganado un moreno, parecido al de los esquiadores. Así que paso la noche en el raso a la espera de que los primeros rayos de sol iluminasen su rostro avisándole de un nuevo día y un nuevo amanecer para así poder continuar en el camino de su nueva vida.

La luz que ilumino el rostro de Izhuki estaba teñida de un fulgor rojizo negruzco, parecía como si el sol sangrara y avisara a los demás que estaba muriéndose, pero Izhuki no entiendo eso, si no todo lo contrario, que en breve la batalla se libraría y que debía de estar preparado, que sabia que en breve todo se arreglaría y uno de los dos contrincantes moriría, y francamente esperaba no ser el, la victima si no el vencedor, pero también sabia que su enemigo era un temible miembro del clan de la abeja… pero que podía hacer si no luchar, no era un cobarde, mas bien un Aburame solitario, aun con el aspecto de Henge, Izhuki no parecía mas que un delgaducho humano que no levantaría mas de 5 kilos con sus dos brazos, pero quien era el para importarle lo que en realidad era… y la única persona que vería la verdad seria su próximo contrincante a el, si le enseñaría que es un Akatsuki.

Desayuno un poco de frijoles con patatas y chorizo, necesitaba muchas energías para el camino, pues solo le faltaba un día mas para llegar a su destino y demostrar que un hombre solo podría sobrevivir diez días solo en una ascensión vertiginosa hacia un destino incierto, así que volvió a ponerse la mochila en la espalda y emprendió su destino, el viento empezaba a ser muy helado, su piel curtida por el frío no notaba ya casi el viento, pero si empezaba hacer mella en sus parpados, que por mucho que fueran tapados con unas fuertes gafas empezaban a congerlar las pezuñas lagrimas que caían de sus cuencas oculares, pero eso no le importaba, sabia que llegaría vivo, y eso aun le hacia mas fuerte, poca gente vence a la naturaleza y el iba a conseguirlo, incluso se podría decir que había cambio su carácter y se había vuelto mas fuerte y mas decidido, pero quien era el para decirlo.

El día iba pasando lentamente, pues el viento hacia que el caminar fuera mas pesado de lo normal y mucho mas lento, pero tenia decidido que hoy llegaría a un día de camino de la cima y así lo debía de hacer, el tiempo estaba para cumplirlo y no había nadie que pudiera decir lo contrario, así que puso todo el empeño en hacerlo, en caminar cuando el viento y la nieve eran un enorme impedimento, pero decidió no hacer uso de sus habilidades este era un verdadero entrenamiento tanto físico como psíquico, y así que este era su destino, llegar a ser un gran ninja, a lo mejor cuando volviese se podría infiltrar en alguna villa para poder hacer el examen de jounnin y aprobarlo y así igualar a su padre, pero en realidad hacia tiempo que ya lo había superado, pero el no lo sabia.

El camino angosto y difícil se volvió una planicie, calma y tranquila cuando Izhuki se dio cuenta que todo era mental, que las dificultades se las implanta cada uno mentalmente que aquello que tenemos si lo seguimos temiendo al final nos vence, pero que si luchamos contra nuestros miedos siempre acabaremos venciendo y eso también nos hará mucho mas fuertes.

La pausa de la comida fue rápida pues el frío no le hizo mas que sacar una barrita energética y continuar con el camino, así pues a las doce horas había concluido el recorrido de hoy, ya podía ver que a unos kilómetros se podía contemplar la cima, no solo de la montaña si no de su destino… allí en ese claro, empezaría a preparar y acabaría su técnica para eso tenia diez días y lo había de conseguir.

Esa noche con un pequeño fuego resguardado de la nieve, Izhuki soñó que volvía a la cueva Akatsuki, y que allí se volvía a encontrar con todos sus miembros y volvían a ser una organización temida y no como los doce… miembros que debían de ser aniquilados y destruidos… y si podía el… seria uno de sus verdugos.

Ya solo quedaba un día para la gran cima, así se lo hizo saber el sol cuando lentamente apareció por el horizonte iluminando como podía el perfil opaco de un rostro que se denotaba cansado por los días que ya habían pasado des de el inicio de esta aventura, unos ojos se abrían con la iluminación pausadamente como si en realidad quisieran quedarse cerrados y pensar que todo lo que había pasado no era mas que un sueño y que en realidad se encontraba en su cama durmiendo en Kiri, pero en realidad sabia que no era así, Izhuki sabia muy bien donde se encontraba, y por que había decidido hacer el solo el viaje, por que se unió a los Akatsukis y por que iba a conseguir ser el aburame mas temido de todo.

Pero hoy todo iba a cambiar el sol, salio solo sin nubes, el viento había parado, a lo mejor era un aviso para lo que en breve iba a suceder o solo un regalo de los dioses por la gesta que hoy se iba a cumplir, eso nadie lo sabia solo aquellos que des de arriba nos observan, vigilan e incluso cuidan, todo podía ser y eso nuestro querido chunnin lo sabia, así que desayuno lo que pudo y se puso en camino esta vez era el camino mas corto así que decidió que una vez llegaría arriba empezaría a entrar pues deseaba acabar con todo esto lo antes posible y volver para acabar con los doce.

El camino hasta la cima y el claro no le ocupo mas de unas seis horas a paso ligero así que no hizo pausa alguna hasta su llegada que una vez hecha, lo primero que hizo fue preparar la tienda de campaña, su nuevo hogar en los próximos nueve días, y la otra tienda para los víveres, que se había traído y había podido comprar en el pueblo, pues sabia que si intentaba volver a la villa, nunca mas aceptaría el probar de nuevo esta nueva táctica, y dejarse ver como un inútil que nunca acaba las cosas que empieza, pero el no era así, el era un tipo fuerte por mucho que pareciera lo contrario y a su vuelta todo el mundo se daría cuenta del cambio que había echo en todo este viaje.

Una vez el campamento estaba preparado se puso encima de la nieve con la posición del loto, como no era muy normal que por aquí apareciera gente, decidió acabar con el henge, así pues las vestiduras de Akatsuki aparecieron moviéndose al unísono con la pequeña brisa que se había levantado, nadie sabe muy bien por que. Puso sus manos encima de las rodillas y empezó a concentrarse como hizo con su primer entrenamiento apreciando con cada respiración cada paso de sus insectos por dentro de su cuerpo, lentamente fue cogiendo un estado que algunos dirían de coma, pero el era bien conciente de lo que acontecía en todo su alrededor.

Lentamente los insectos empezaron a formar un circulo alrededor del Aburame, moviéndose a gran velocidad, pero lo extraño es que en ningún caso Izhuki había echo sellos para ello, parecía mas bien como la voluntad de los insectos de proteger a su amo, pocos Aburames habían conseguido tal control con sus insectos para que la voluntad de su amo, funcionase sin sellos, pero como muchos ya se habían dado cuenta Izhuki era un tipo especial que había conseguido ser uno mismo con los insectos que en muchas de sus técnicas había conseguido solo con el pensamiento hiciesen lo que el quería, pero esta vez seria mucho mas difícil, pues no solo buscaba eso, si no también buscaba la muerte de su rival, casi se podría decir que una tele transportación de los insectos dentro del cuerpo de su rival, pero era mejor que su rival notase los millones de agujas perforando su cuerpo, así que decidió intentar una técnica mortal.

Después como por arte de magia los insectos volvieron a entrar con la misma rapidez que habían salido dentro del cuerpo del ninja, y este se levanto y mirando hacia abajo pudo comprobar como el trozo de nieve donde el se había sentado estaba completamente derretida, así pues fue hacia su mochila y empezó a leer el capitulo sobre la medicina y las técnicas de los ninjas, y los insectos devoradores de sangre.

El sueño le puedo, y se acabo durmiendo en la tienda de campaña mentido en el saco con el libro entre los brazos.

Segundo día de entrenamiento y el sol deseaba salir ya hacia tiempo que Izhuki ya se encontraba levantado, pues deseaba poder llegar al control perfecto de los Kikais, y para ello debía de estar el máximo tiempo entrenando y no convertirse en un vago, una brisa fresca empezó alzarse cuando Izhuki empezó el entrenamiento, pero no le molestaba mas allá se podía ver como el viento movía lentamente la nieve de las cercanías, pero estaba tranquilo, de momento no se sabia nada de su enemigo, y eso era lo mas importan que debía de temer, pues aun no estaba preparado para tal lucha.

Izhuki volvió a ponerse en la posición del Loto pero esta vez con las manos mirando hacia arriba y los dedos señalando al cielo, lentamente cerro los ojos, no tenia nada mas que concentrarse en esa postura, no deseaba ni tenia que hacer nada mas, solo dejar de pensar y notar como los kikais se movían por todo su cuerpo, por las venas, por el chacra que fluye por su cuerpo, solo debía de ser uno con ellos, y demostrarles que el era mas poderoso que ellos.

Iban pasando las horas, pero solo lo notaba por el que el sol lentamente le iba calentando diferentes partes del cuerpo, así que mas o menos se podía llegar a intuir que hora era, pues francamente ya hacia mas de cinco horas que estaba en la misma postura, en esas cinco horas noto completamente como los kikais ya se movían como el deseaba hacia el lugar que el iba marcando, el principio de la técnica empezaba a fluir, pero aun quedaban muchos pasos, a lo mejor demasiados.

Lentamente empezó a llegar la hora de comer, así que volvió ha encender un fuego como pudo en la nieve, deseaba estar algo resguardado así que para comer se introdujo en la tienda de campaña, así la brisa no le congelaba las pestañas ni las pequeñas mucosidades que empezaban lentamente a caer por sus fosas nasales, para comer calentó un pequeño pote, donde puso un poco de potaje, pues necesitaba energías para continuar fuerte en el día de hoy y los sucesivos.

Después de comer salio tranquilamente de la tienda y empezó de nuevo donde se había quedado a la mañana, así que volvió a la posición del Loto, pero… esta vez había una modificación, lentamente empezó a concentrarse moviendo su chacra en los puntas de los dedos, y en un rápido movimiento millones de insectos empezaron de nuevo a salir por los dedos, y volvieron a envolver al Aburame, pero esta vez empezaron rápidamente a subir y subir volviéndose como una extraña nube que se quedaba flotando encima de la cabeza del ninja, después de un buen rato allí parada, volvieron a envolver a su amo perdiéndose en su interior, en su chacra, ya era tarde, ya era el momento de la cena, pues ese entrenamiento cansaba demasiado, y eso lo empezaba a notar, pues ya hacia dos días, pero para el parecía que hubiese pasado mas de dos días, muchos mas, se le veía muy cansado, la cena fue rápida, pues estuvo repleta de comida seca y poco variada, pero era lo que había cenas nutritivas pero rápidas para no perder muchas energiza a la hora de dormir, lentamente cerro los ojos, deseaba dormirse pero esta noche le costo, aun no sabia muy bien por que, pero esa noche no tuvo su mejor noche, des de que llego.

Una fuerte tormenta de nieve y viento despertó de sopetón a Izhuki, lentamente saco la cabeza por la puerta principal de la tienda de campaña y rápidamente se dio cuenta que en el día de hoy, seria imposible entrenar al aire libre, pero no dentro de la tienda, así que haría algo muy diferente, antes de nada volvió a colocarse las ropas de Akatsuki, y desayuno algo frío, y justo después empezó hacer un agujero en la nieve en busca de la tierra que se encontraba debajo de ella, deseaba saber que clase de insectos se encontraban por la zona, deseaba saber si podría juntarlos con sus kikais y hacer de eso una nueva especia pero ciertos ataques.

Tardo bastante rato en hacer el agujero, suerte que había traído un pala para poder ir lo mas rápido posible, pero ya con ello estuvo ciertas horas para poder finalizar el trabajo, ya que a cada palada se le rompía una de las paredes y era una vuelta a empezar así que rápidamente con los utensilios que tenia empezó hacer pequeños muros de carga para fortalecer las paredes y que no se que cayeran, finalmente pudo realizar el agujero, puso una de sus manos en el y empezó a concentrar su chacra en el, como haciendo una pequeño llamamiento de los insectos de las cercanías, al cabo de unos minutos que parecieron eternos, pudo observar una especie extraña de mosquito, que era algo mas pequeño que los kikais, así pues extrajo uno de sus kikais y lo puso al lado del insectos, rápidamente los puso en la palma de la mano y unió chacra suyo con el del mosquito lo que hizo que los kikais no lo vieran como algo extraño.

Después de acabar y ver que ahora tenia un nuevo kikai, y eso podría hacer tener una nueva técnica casi perfecta, cerro el agujero y se volvió a concentrar deseaba que su nuevo huésped estuviera rápidamente instalado en su chacra y con sus nuevos amigos, no deseaba tener problemas, por suerte los kikais fueron rápidos y se dieron cuenta que ese extraño no era un enemigo si no un aliado, después de comer, Izhuki cogio el libro de medicina y se puso a leer las técnicas ninjas familiares y la sangre, así aprendió los puntos mas perfectos para poder sacar o extraer un poco de la sangre de su rival e introducirla en su cuerpo, si se hacia con mucha rapidez seria capaz de dominar durante un periodo de tiempo una de las técnicas del rival, una cosa que susodicho rival no se espera y que puede conducir un combate a la victoria en un rápido contraataque.

Después de leer tan suculento tema, continuo observando el libro hasta encontrar un tema sobre la naturaleza de los kikais, y comprobar que sin ningún tipo de problema se puede unir un nuevo insecto mientras que este vinculado al chacra de su nuevo amo, suerte que Izhuki, hizo el paso, si no, hubiera podido acabar rápidamente con la vida del mosquito o el mosquito picándolo en el interior de su cuerpo, y eso no seria de gran ayuda, al menos de momento.

Esta vez la noche cayo muy rápido, pues la tormenta no ceso en todo el día, por suerte el entrenamiento había sido fructífero, pero ya quedaba menos días, solo seis días y un combate en medio o al final, sabia que con esa tormenta su enemigo no se atrevería atacar, pero no estaba seguro que es tormenta no fuera cosa suya, así que decidió dormir tranquilamente a la espera del combate que cambiaria su destino.

Al menos aun quedaban cinco días de entrenamiento, pero uno se vería roto por un combate a muerte, Izhuki esperaba estar preparado para tal hazaña, pues esperaba que el sueño que había tenido noches atrás fuera verdad y el fuera el contrincante que viviera de tal combate.

Sobre las ocho de la mañana Izhuki despertó con la primera caricia del sol sobre la tienda de campaña, el entrenamiento de hoy seria dominar aun mas el nuevo insecto introducido en su cuerpo y como lo haría para luego usar la sangre extraída del rival, pues esa nueva técnica tanto podría ser una técnica destructiva como una pesadilla, pues ver a tu rival usar una de tus técnicas no debe gustar a nadie… y menos si es capaz de ganarte con ella, el problema es que de momento solo podría robar una técnica por combate… seguro que iría mejorando la técnica para incluso robar mas de una a la vez, eso seria posible cuando consiga la reproducción del nuevo huésped.


Una vez desayuno alguna cosa que aun guardaba con sumo cuidado salio de la tienda y se puso a caminar hacia una bella arboleda que no se encontraba muy lejos de su lugar de apaciguamiento y relajación, en pocas palabras el lugar donde dormía, una vez allí, volvió a los entrenamientos mas rudimentarios, pero deseaba saber si el insecto se había acoplado bien a su nueva vida y si con ello podría vencer a sus enemigos, pero las segunda parte seria algo mas difícil de saber hoy mismo, pero a lo mejor dentro de poco no costaría tanto, así que empezó a recordar los entrenamientos que había realizado de chiquillo cuando descubrió que podía dominar a los kikais.

Puso las palmas de las manos mirando hacia delante y se concentro, rápidamente los kikais salieron en masa hacia delante disparados como si fueran saetas, pero estas eran mordientes, en ultimo lugar pudo observar su nuevo amigo, pero era mas lento que los kikais, y eso era peligroso pues si lo que quería era absorber la sangre de su rival debía ser de los primeros para que fuera mas difícil ser esquivado.

Así que decidió volverlo a intentar, pero esta vez busco en su interior al insecto y lo fortaleció con un poco de chacra, para así ser mas receptivo a los kikais ya existentes en su interior, volvió a poner las palmas de la misma forma y volvió a concentrarse, esta vez si observo como el mosquito salio casi en primer lugar con una velocidad endiablada, que seria muy difícil de esquivar, pero eso no es lo que buscaba, pues un ataque así es muy fácil de esquivar solo se ha de mover un poco el rival, así que debía encontrar algún nuevo método para que nadie se esperase un ataque de ese modo o al menos que nadie pudiera esquivar de forma normal un ataque de semejante poder, nadie podía esperar que un ataque de un Aburame fuera capaz de robar técnicas y eso debía de desconcentrar a su rival, pues bien eso seria lo que haría, pero aun creía no estar preparado para tal hazaña, primero debía aclimatar al mosquito a su nueva vida, y a darle a entender que ahora dentro suyo seria inmortal y que con la ayuda del Aburame seria aun mas poderoso y en breve seria capaz de desdoblarse pudiendo incluso chupar sangre dos veces del mismo rival absorbiendo dos técnicas o incluso robando sangre a dos rivales absorbiéndole las técnicas a dos personas distintas o mas, pero la reproducción del mosquito aun necesitaba mucho entrenamiento y eso ahora no era momento de entrenar.

Sobre las dos del mediodía Izhuki hizo una leve parada para comer, deseaba continuar lo mas temprano con el entrenamiento, pues no había tiempo para pausas ni descansos, pero la naturaleza debía de seguir su curso y justo después de comer le entro una pequeña morriña a chunnin, se estiro mirando pasar las nubes en el cielo y lentamente empezó a cerrar los ojos, francamente no sabia cuanto tiempo había pasado pero si recordaba perfectamente el sueño que surgió en su mente durante el tiempo que había estado descansando, dormitando.

En el sueño se veía en su querida cueva, con Daitetsu, Kaythor y Sachi, todos reunidos alrededor de la mesa cenando, en la chimenea se podían observar cuatro calcetines y por unas de las ventanas cayendo la nieve, en un momento dado, todo desaparecía y se encontraba el solo cenando, sin nadie mas alrededor, observando la ventana mientras una lagrima surcaba su mejilla, pensando en la soledad que sentía en ese momento, debía de ser el mismo sentimiento que tenia en lo alto de la montaña, pues allí arriba también se sentía solo, pero… sabia que una vez volviera las cosas cambiarían, el había crecido mucho espiritualmente, era un nuevo Izhuki, y todos se darían cuenta de ello en breve.

Un ruido alerto a Izhuki y despertó de repente, el sueño se esfumo y nunca mas supo nada de ese momento vivido anteriormente, lo intento esa noche, pero no hubo manera; el ruido era el rugido de un oso que se había acercado demasiado a Izhuki, un buen momento para un pequeño experimento, Izhuki abrió los ojos, y se concentro, miles de kikais se lanzaron contra el oso, el cual fue herido de muerte por los mordiscos, picotazos y demás abrasiones causadas por la técnica, una vez habían vuelto los insectos noto la sangre del oso dentro suyo y por lo tanto noto una gran fuerza, pero que no supo usar pues no era una técnica en si, si no una naturaleza animal, pero rápidamente se dio cuenta que ya no percibía nada.

En ese momento pensó como un oso se había cercado tanto, cual era la razón, de momento no descubriría la razón, pero no le quedaban muchos días de descubrirlo, pues su nuevo enemigo estaba muy cerca ya, Izhuki no lo sabia aun, pero en uno o dos días, llegaría su combate.

Durante la tarde volvió a practicar pero esta vez decidió lanzar a los kikais hacia arriba, era muy complicado pues se necesitaba mucho chacra para tal hazaña, lo único bueno es que si conseguía tal técnica seria devastadora, y mortal, pero como siempre cuando se prueba alguna cosa no sale a la primera, los kikais no podían subir tan arriba como salir de la vista de un humano, así que decidió parar y esperar mas adelante a volver a intentarlo, pues creía que como mas arriba subían los insectos mas fuerte seria los golpes que recibirían sus enemigos.

La noche llego y en ese momento estaba completamente desfallecido, cansado, agotado, así que empezó a preparar alguna cosa de cenar, pues la noche seria larga, y a la mañana siguiente debía de continuar, intentando aprender a lanzar lo mas alto posible a los kikais y su nuevo insecto para hacer de esa técnica las mas mortífera de todas las técnicas conocidas… si lo conseguía, por fin el clan Aburame seria temido y respetado, esta vez no tardo en dormirse, pero de nuevo no le volvió el antiguo sueño, así que dejo libre la mente, para dejar fluir sus ideas, sus sueños, sus temores, pero durante esa noche soñó muchas cosas, pero no recordó nada de lo soñado al día siguiente.

Sexto día de entrenamiento, las fuerzas empezaban hacer mella en el pobre Izhuki, pues ya no sabia muy bien como conseguir una nueva técnica con la que poder defender a sus amigos, y empezar a dejar de ser un niño de teta, para convertirse en un hombre, la cosa era sencilla deseaba crear la técnica mas mortal jamás vista, deseaba demostrar a todos que el era un niño prodigio en el arte del ninja, y lo mejor que tenia eran sus insectos, así que no se podía rendir aun, debía de luchar hasta el final y salir vencedor.

Una vez se levanto se dio cuenta que estaba rodeado por un extraño sudor frío, parecía que esta noche había estado intranquilo pero no recordaba nada, cosa que aun le intranquilizo mucho mas, pues muy bien no sabia que le había ocurrido la noche anterior y eso aun le ponía mucho mas nervioso.

Rápidamente salio de la tienda y sin haberse vestido se estiro en la fría nieve para refrescar sus ideas, sus habilidades habían cambiado pero eso no debía de cambiar su forma de entrenar, y de verse, la realidad era que ahora se encontraba mucho mejor que antes, y eso en realidad le hacia feliz, por mucho que pocas veces recordaba lo que era la felicidad.

El entrenamiento de hoy seria muy diferente a los demás, pues hoy empezaría a entrenar semidesnudo, deseaba curtir mucho mas su piel, hacerla algo mas fuerte y saber que se siente al estar a punto de morir, pues eso sabia que le ayudaría en un futuro, además tenia una extraña sensación… algún amigo suyo necesitaba ayuda, y eso le hacia estar mucho mas atento a todo lo que iba a suceder y debía de ir mas rápido al entrenar.

Así que se quedo con unos extraños pantalones que estaban arrapados a su cuerpo como su fuera una especie de cuero totalmente negro, pero que parecía que también había algo de piel, era mas bien una ropa de Suna y no de Kiri, pero bien. Con unos movimientos de mano los insectos empezaron a salir de forma de nube hacia arriba pero alguien muy observador podía apreciar unos leves hilos de chacra que salían de los dedos de Izhuki y se unían algunos insectos, no a todos, y que parecían dominar a todos como si fueran un ente solo, Izhuki empezó a mover las manos hacia todos los lados y esa nueva se movía como sus brazos, rápidamente, pero como solo un ser, en un rápido movimiento de baja con un pequeño símbolo casi imperceptible esfumaron y los insectos cayeron hacia el suelo como gotas de agua, como millones de gotas de agua, con ganas de morder.

Había conseguido ya hacer una técnica muy difícil de esquivar pero aun no era imposible, debía de entrenarse mucho mas, y todo lo que con ella acontecía pues debía de conseguir que fuera invencible e casi invisible, hacer casi invisibles los movimientos de sus manos, los hilos de chacra que dominaban a los insectos lideres y al nueve huésped, en realidad esa técnica tenia dos funciones, matar al rival y si no lo realizaba, al menos conseguir por un tiempo una técnica de su rival. Pero era difícil que no consiguiera las dos cosas, pues si conseguía que sus insectos fueran aun más rápidos, seria totalmente imposible de esquivar.

La tarde llego después del costo entrenamiento Izhuki decidió meterse en la tienda, pues ya había pasado demasiado tiempo con el torso desnudo, por la tarde no haría nada mas que calentarse con una pequeña estufa de gas, que había traído por si acaso era necesaria y se dio cuenta que hoy era el mejor día para usarla, pero también iba mejorando mucho su carga.

Extrañamente o por suerte el entrenamiento iba mucho mas rápido de lo que el había pensado, y si sus cálculos eran correctos en mucho menos tiempo del normal acabaría modificando y mejorando la técnica que ya había aprendido o creado, empezaba a pensar que estaría mucho menos días ahí arriba de lo que se pensaba y eso le alegraba bastante, pero tambien recordaba que un día de estos su vida podía cambiar completamente.

Dentro de la tienda volvio a la posición de loto, pero esta vez hizo una cosa diferente concentro la energia en su corazon, intentaba saber donde se encontraban cada uno de sus compañero, pues una vez antes de separarse puso uno de sus insectos en sus ropajes, pero fue imposible, era como si hubieran desaparecido de la faz de la tierra, le era imposible concentrarse, parecia que su chacra hubiese desaparecido, pero eso no era posible, pues esa misma mañana lo habia utilizado sin ningun problema, ahora mismo alli arriba pasaba algo, eso significaba que el cambate se estaba acercando o que su enemigo ya se encontraba alli y le habia hecho alguna técnica extraña, que pudiera anular totalmente el chacra de una persona, esa era la primera opcion, pero se le ocurrio otra, sus amigos de la Akatsuki no deseaban ser descubiertos aun, por suerte o por desgracia la segunda opcion le parecio la mas razonable.

Durante la tarde no intento nada mas, solo deseaba acabar el entrenamiento y volver a la cueva y a lo mejor allí encontrarse con todos sus amigos, y volver a unir a los miembros de la temida Akatsuki, y así demostrar quien manda en realidad y no los entupidos kages… o los ninjas de su antigua Kiri… los cuales debían de ser eliminados por reírse de su padres…

Ahora mas que nunca sabia que en breve se podría vengar de todos aquellos que en su día hiriera sus sentimientos, sus verdades, su alma y su cuerpo, se vengaría de todos aquellos que osaron reírse de su clan, de el mismo, de su familia, pero por encima de todo de los enemigos de la organización la cual el era miembro, no un miembro cualquiera si no que ahora, por fin, podría llegar a ser el asesino de Akatuski, y estaba orgulloso de ello.

Durante toda su estancia en la cordillera Izhuki había cambiado de forma de pensar, de realizarse, de ser, parecía mucho mas curtido, como la montaña donde se encontraba, a lo mejor en algún caso había empeorado, pero sabia que en breve volvería estar a la altura de sus enemigos, sabia que en breve seria indestructible, pero antes debía acabar de ser el mismo, de mejorar, de crecer y aquí, lo estaba consiguiendo, estaba consiguiendo volverse un adulto, estaba viendo como estaba cambiando su forma de pensar de ser y esa en realidad era la clave, para todo.

La noche fue tranquila, no sucedió nada, el podré Izhuki pudo cenar y soñar con tranquilidad a la espera del séptimo día de de entrenamiento que a lo mejor si era fructífero podría ser el ultimo, pero que no se podría saber con exactitud, pues aun no sabia cuando se enfrentaría a su enemigo y si sobrevivirá a ello, eso no era factible de saberlo aun, pero tenia en fe en vencer.

Ya había salido el sol, cuando Izhuki aun se encontraba en su tienda de campaña, descansado lentamente del día anterior, buscando respuesta a preguntas que aun no tenían solución, pero que sabia que pronto las encontraría, o eso esperaba, pues sabia que no le quedaba mucho tiempo allí arriba.

Sobre eso de las diez de la mañana decidió salir de su tienda y seguir con el entrenamiento, pero esta vez volvía a vestir las ropas oscuras, pero sin nubes, como a sabiendas que el grupo casi estaba en las ultimas, y que la realidad ya estaba marcada en su nuevo mundo o en su nueva vida fuera de la Akatsuki, pero antes de nada aun quería aprender mas.

Los ropajes oscuros venían de Suna y los compro en alguno de sus viajes como miembro de la organización, le tapaban completamente el cuerpo y francamente parecía otra persona, pues no se le reconocía ningún tipo de rasgo debajo de esos ropajes. El entrenamiento fue el mas duro que había vivido hasta el día, pues esta vez sin usar casi chacra aprendió a dominar sus kikais de forma magistral, a unas velocidades increíbles, casi eran imposibles de esquivar, y eso hacia de esa técnica algo verdaderamente mortal, y la ilusión empezó a fluir verdaderamente en la mente del Aburame, viendo que su duro entrenamiento había llegado a su fin, que por fin había llegado al sumun del uso de los kikais, por fin la gente temería a los Aburame, y dejarían de reírse de ellos, creyéndose los mas importantes los Uchiha, ahora demostraría que el y los Aburames por fin habían despertado.

Antes de acabar el entrenamiento decidió hacer una gran prueba, creo una gran nube de insectos y mientras esos caían a gran velocidad, hizo otra técnica para lo que quedaban dentro de su cuerpo se convirtieran en cuerdas de gran resistencia, y lo consiguió, eso significaba que con la lluvia de kikais era capaz de hacer dos técnicas a la vez, pero siempre una debía de ser defensiva, eso no era malo del todo, atar a un enemigo mientras intenta esquivar la técnica que le esta cayendo encima para que no la pueda esquivar es lo mejor que podía pasar.

La verdad es que estaba orgulloso de si mismo, pues el solo había conseguido una técnica letal, una técnica de la cual sentirse orgulloso, por fin de algo, y eso era lo más importante. La hora de comer llego y decidió no comer nada, solo beber algo de agua con azúcar, pero la gula le pudo y comió un poco de pan con embutido algo no muy suave, pero se dio cuenta que si no comía algo podría acabar desfalleciendo y nadie excepto su enemigo sabia donde estaba, y no seria bueno que ese tipo lo encontrara tirado en la nieve… muerto o inconsciente, pues seria la muerte definitiva para nuestro Izhuki, así que por eso comió alguna cosa y después se metió en la tienda a descansar un poco y preparar el descenso que empezaría mañana a primera hora de la madrugada, para así llegar pronto a la estación e intentar ir lo antes posible a la cueva para comprobar si había llegado alguno de sus amigos.

Sobre las cinco de la tarde se levanto, lentamente de la tienda y salio fuera para empezar a recoger el campamento, pues quería dejarlo todo como el se lo había encontrado, y no dejar pistas de su estancia aquí, pues no quería problemas por si subía alguien, y además no deseaba dejar ninguna pista de su estancia en las montañas.

Así que empezó a dar vueltas por el campamento limpiando todo lo que había ensuciado, enterrando el cuerpo del oso, y dejando los árboles muertos, los troncos de los árboles caídos o muertos, las rocas que había movido tal como los había encontrado, y por lo que veía en el cielo se podría esperar una nevada para esta noches así que decidió los mas rápido posible, pues no deseaba quedarse atrapado ahí arriba, así que también decidió recoger la tienda de campaña y bajaría hasta la antigua cueva, pues seria el mejor sitio por si nevaba mucho ya que la salida la tenia perfecta, pues recordemos que la noche que durmió allí, nevó pero pudo salir pues la cueva por la parte de arriba estaba preparada para las nevadas, así que recogió la tienda de campaña y se la puso en la mochila allí también guardo el vestido akatsuki, no deseaba dejarlo allí arriba, aun no era el momento, pues aun tenia que hablar con su líder y explicarle como había sucedido todo, la traición de Sachi, la desaparición de Kaythor, todo aquello lo debía saber.

Antes de partir miro de nuevo donde se había estado entrenando viendo que todo estaba casi perfecto algunas anomalías se había dejado sin arreglar pero eran minucias o cosas casi imperceptibles o al menos eso pensaba Izhuki , pues pensaba que poco mas podía hacer al ordenar la nieve o los movimientos que había echo o las pisadas creadas en el momento, así que decidió ponerse en camino y empezar a bajar hacia la cueva sabia que tenia mas de seis horas y que llegaría a la cueva de noche, pero bueno, no quería quedarse en medio de la nada con una nevada que podía caer en cualquier momento… eso si no pensó que la nevada le podría caer encima mientras caminaba, por suerte la zona mas cercana a la cueva era una zona boscosa y eso podía protegerle de la nevada, reduciendo la caída de la nieve.

La nevada le cogío casi llegando a la zona boscosa por suerte, pues llego haciendo una acumulación de chacra en los pies para correr mucho mas rápido así de esa forma pudo llegar algo calado a la zona boscosa, y como había pensado allí la nieve parecía menos abundante, pero aun seguía calando, además de que los animales del bosque se podían escuchar perfectamente, algún que otro búho o algún ruido de jabalí se podía percibir sin poner mucha atención.

Allá a lo lejos se podía vislumbrar la cueva, una vez que Izhuki entro, se quedo completamente dormido, sin haber preparado nada, sin tener tiempo ni a sacar el saco, se durmió encima de la fría piedra, y con alguna que otra pequeña gotera a su alrededor, lo que se encontró por la mañana fue desastroso, pero el ya sabia que el gran día se acercaba, lo puedo notar con sus sueños.

Octavo día en la parte alta de la Cordillera Gonobi, y debía de empezar a bajar ya des de la cueva, pues ya se empezaba a ver los primeros rayos de sol iluminando la blanca nieve. Izhuki se levanto dolorido, con bastante dolor de espalda, debía de ser por la mala noche pasada a causa de la piedra, como pudo empezó a recoger el campamento, pero en un momento escucho un extraño ruido fuera, como unas hojas moviéndose o algo similar, no sabia muy bien que podía ser, pero se puso atento, rápidamente se preparó con las ropas de Akatuski, por si acaso era un enemigo se asustara, pero nada parecía moverse, ningún ruido, nada… solo el silencio se escuchaba mas allá de la cueva.

Extrañado por ese silencio Izhuki intento salir de la cueva en silencio, y allí estaba el, el tipo del tren, esperándolo, sorprendido por las vestimentas, pero tranquilo, con una sonrisa en el rostro, parecía que hacia tiempo que lo esperase ese momento y así se lo hizo saber cuando des de la distancia le lanzo dos kunais a Izhuki que pudo esquivar sin mucho problema, con unos ágiles movimientos mientras esquivaba tales kunais, hizo rápidamente unos movimientos en sus manos creando unos hilos de chacra con insectos que atraparon las piernas de su enemigo, pero su enemigo estaba preparado y salto hacia arriba.

El combate iba a ser espectacular, y si hubiera habido alguien mirando seguro que se iría a esconder.

Nada mas después de saltar, su contrincante hizo unos leves movimientos con sus manos y de la nada una enorme flecha llena de avispas apareció de la unión de sus manos y empezó a dirigirse hacia el corazón de Izhuki, que por un milagro esquivo de su diana pero le impactó en un brazo, causándole una fea herida en el antebrazo izquierdo, estaba herido y sabia que debía acabar rápido para conseguir llegar lo antes posible abajo.

Izhuki se ato como pudo un trozo de tela en el brazo y sonrío mirando a su enemigo, sin mas empezó a mover las manos, su enemigo observaba como aparecían miles de insectos y empezaban a volar hacia arriba, con un rápido movimiento los hizo bajar, parecían gotas de agua a una velocidad endiablada, que su enemigo no puedo esquivar del todo, pero lo extraño es que una vez después del ataque los insectos volvieron al cuerpo de Izhuki de la misma forma que habían entrado, aun sonrío mas al ver a su enemigo también herido del mismo brazo que el. Izhuki después de la introducción de los insectos noto algo extraño dentro de si, notaba como una nueva energía empezaba a moverse dentro de si, como si todo hubiera salido bien, entonces, volvió hacer los movimientos que anteriormente vio hacer a su enemigo, y por muy extraño que pareciera un enjambre de abejas ataco saliendo del mismo de Izhuki contra su enemigo que con una cara de asombro, murió empañado por una flecha creada por el mismo.

Una vez observo que el combate había acabado, volvió a meter todo en la mochila y empezó a caminar montaña abajo, pero antes de ello, cogio un poco de nieve y se la puso en la herida, ahogo un grito de dolor, después del primer contacto con la nieve y se volvió a tapar la herida, después siguió el camino para abajo, a la espera de empezar a ver la ciudad, esta vez haría el viaje de bajada corriendo, a la espera también de ganar en agilidad y flexibilidad. La noche llego tan rápido como el día apareció, y eso hizo que Izhuki parara, se refugio en una pequeña explanada natural y durmió, al raso a la espera de el nuevo día.

La vuelta a la civilización fue rápida, y sin problemas, pero antes de volver al pueblo, decidió volver a cambiarse hizo el mismo henge que la primera vez, pero encima no de las ropas de Akatuski si no de sus nuevos ropajes, deseaba volver a ser libre y había descubierto que esa nueva técnica era completamente mortal.

Los días pasaban en el viaje de vuelta, pues estaba muy lejos de la cueva, demasiado lejos, por suerte no se encontró con ningún otro problema, pero la casualidad mas grande fue que en la mitad del viaje se encontró de nuevo con sus antiguos amigos de tren, la mujer y su niño que volvían del viaje que habían echo, eso le gusto, y le hizo el viaje mucho mas tranquilo y agradable, pero algo dentro de si, le estaba dando una extraña sensación, como si algo del todo no fuera nada bien, como si a alguien le pasara alguna cosa, pero no sabia como decirlo, solo sabia que algo no iba bien.

Sus compañeros de viaje se dieron cuenta e intentaron animar durante el viaje a nuestro ninja, pero no lo conseguían, en ningún momento pareció hacer una sonrisa, pero no solo era eso, hacia unos días acababa de matar a su primera victima, pero no se encontraba mal por ese acto, ni por si tenia familia, si no por que ese desgraciado le había conseguido herir, pero el fue mas débil y sucumbió y eso era lo mas importante, le gusto acabar con la vida de ese tipo, y sonrío al hacerlo, Izhuki gracias a ese viaje había cambiado, había mejorado, ya no era el mismo de antes, ahora era un hombre de verdad, y a lo mejor por eso ya no podía reír… por que los asesinos… no ríen…

Una vez llego a la cueva se dio cuenta que nadie había estado por ahí des de su marcha, pero extrañamente sabia donde debía ir, así que se encamino hacia Oto, esperaba allí encontrar las respuestas que no encontró ni en su soledad ni en su viaje, sabia como llegar a esa territorio, así que se puso en camino, con rapidez, deseaba esas respuestas, y también deseaba matar a los 12.

Llegando a Oto, necesitaba un nuevo Henge, y que mejor que ser el mismo con sus nuevas ropas, así que se vistió completamente de negro, parecía un suniano, pero el sabia que en realidad allí debajo de tales ropas estaba Izhuki Aburame un miembro de los Akatsukis, también se dio cuenta que alguien había pasado por allí hacia ya mucho tiempo, pues había algunas marcas en algunas ramas grandes, así que hizo servir la técnica para sacarle información a los insectos del bosque, ellos le dijeron que un tipo grande con los pelos blancos hacia días que había pasado por allí.

Izhuki se puso nervioso así que Daitetsu había pasado por aquí, y sabia que estaba en problemas y que ahora el era el único Akatuski que podía salvarlo, y así lo haría, el lo salvaría, y le explicaría todo lo sucedido a Daitetsu su líder